LOS ABISMOS INTERIORES
A
veces sueño que vuelo sobre el cráter, es un vuelo de mi mente que observa
desde arriba al oscuro agujero que, sin saberlo, interpreto como la muerte,
porque la estadística y la asistencia a múltiples entierros me indica que el
proyectil de la ruleta rusa, por la ley de las probabilidades me llegará en
cualquier momento, mientras continue jugando el juego de la vida.
A
aquellos muchos que me adversan les tengo la mala noticia de que me retiro y ya
no podrán vengarse, porque cuando digo ‘’muchos que me adversan’’ quiero en
este caso, salirme de la matemática porque un solo adversario ya son muchos. Seguramente
será o serán unos hijos de sus madres que merecían mis pocas atenciones o por el contrario era yo
quien no las merecía, todo depende del abismo interior y desde donde veamos el cráter.
Por ejemplo: la palabra ateo, traduce ‘’sin Dios’’ es alguien que no cree que
exista una divinidad superior que maneje nuestras vidas, de forma entonces que
el diablo es un ateo y como lo dijera Giovanni Papini, a quien le debo parte de
mi crianza, cuando mi padre nos sentaba a todos sus hijos a escucharle en un
disco de acetato por años y que a temprana edad me hicieron reflexionar mas de
lo que realmente debía, pero sigo, como lo dijera Papini si eso significa ateo entonces
Dios, quien sabe que no hay nada por encima de él ¿también lo es?, pido perdón a mis sacerdotes
confesores, pero lo ha dicho Papini, de quien bien sabe que fue ateo y luego se
convirtió con furor al catolicismo. No tengo dudas que el párrafo, este párrafo
es un abismo interior, tal vez sea una laguna teológica, otros podrán interpretarla
como ignorancia o los peores, los adversarios asegurarán que es falta de fe y a
mí no me importa, porque les conmino a aprender a vivir y a ser felices viviendo
en sus abismos y que superen los miedos a las alturas. También les sugiero que
vivan con plena consciencia de la muerte, que rían sin motivo, que lloren
cuando lean la poesía de Atahualpa Montes y que no traten de comprender a
Giovani Papini quien a si mismo me temo que no se comprendía.
He
viajado mucho. A veces me siento cansado de viajar, de tanto corretear por los
intersticios de la mente y esta semana próxima pasada, estuve en Asís, cuando
mi amigo Cesar López, me regaló la camándula bendita que cierra muchos abismos.
Como si se notara el inmenso cráter, su esposa Andreina, a quien también queremos con el
fraterno amor de los hermanos, desenfundó otra camándula a sangre fría, pero
esta con más magia traída de Compostela, de la tumba de Santiago y anoche rodeado de los benditos sacramentales
quienes reposaban en la mesilla de mi cama, no soñé con el cráter de mis
abismos interiores, porque fueron llenados de la inmensidad milagrosa de Dios.
Gracias,
amigos queridos, que en cada uno de sus excepcionales viajes, me traen rosarios
que rezo por ustedes.
juradopublishing@yahoo.com
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