UNA HISTORIA DIFICIL
Creo
que estamos claros absolutamente, que donde pongas tu atención, donde tú
cerebro se revuelque, en el fango que más te desagrade, pues allí se va tu
destino. Hecho ese punto les cuento que el sábado próximo pasado, en esta grata
e interminable labor de crecer, fui a un evento donde hubo al menos ocho
excelentes oradores, motivadores y todos vendedores, pero en el caso particular
de algunos venezolanos que hablaron, siempre explotaban como táctica efectiva
el dolor, lo duro que ha sido emigrar, lo felices que fueron en la Venezuela
que ya no existe, lo maluco que son estos comunistas, el cerro el Ávila con el
que sueñan y usaron ese viejo truco de cierren los ojos, ahora imagínense con
su maleta en el aeropuerto de Maiquetía y su madre llora desconsolada y puedo
seguir escribiendo sandeces y yo que no cerré los ojos podía ver al ejército de
tontas y algunos tontos moqueando, lloriqueando, gimiendo de dolor, todos sin excepción,
con evidentes problemas emocionales por lo que paso a analizar:
Estimados
amigos, ¿tienen idea de lo que estarían dispuestos algunos compatriotas suyos a
hacer, por vivir como ustedes aquí en USA?, ¿realmente están en cuenta que es
Venezuela y donde está la que ustedes conocieron?, no voy a seguir, no tiene
sentido.
Yo en
silencio tan solo me preguntaba: ¿si es esa la situación, porque no se devuelven
y se quedan? La respuesta sería, ni pensarlo, entonces repregunto: ¿si es esa
la respuesta porque lloras si estas en la mayor y mas sana economía, en el mas
poderoso país, en el de las oportunidades?
Donde
fijes tu atención, allí se irá tu vida, entonces lloran por el Ávila y olvidan las
playas de Miami.
Otra
de la que se quejan es que aquí se trabaja mucho y no es así. En Venezuela no
se trabaja que es diferente y podemos seguir desarmando el truco de la depresión
y de la falta de mi país, insisto, DEVUELVETE, pero antes de hacerlo, entiende
que ese sitio por el que lloras ya no existe.
Una
oradora, nos contó con lujos de detalles como fue su desgraciada vida por el
asesinato de su padre, otro lo pobre que había sido, que cantidad de dolores y
dificultades en las que no estoy interesado. Otro contó lo gordo, feo, tonto,
retrasado que era que, y que ya no es, Dios que fastidio.
Lo
que permitas dejar entrar en tu mente, es tu culpa, por ello me levanté y me
retiré, porque yo tengo mis propios problemas a los que ataco, pisoteo y
escupo, levanto la cara, sonrío, y con paso fuerte sigo por la vida y sin posibilidad
alguna de abandonar el camino, pensando en tonterías que me retrasarían en mis
objetivos.
Las
historias difíciles nada positivo dejan, las historias de triunfo, de victoria,
de tesón, de disciplina, de prosperidad, de alegrías, de amores, de salud, de
buen vivir, de educación, de dinero, de trabajo, de ideas, de libertad, de
literatura, si, esas historias son las que debemos seguir.
juradopublishing@yahoo.com
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