EL LARGO DE
MI ESLORA
Como
animales de costumbre que somos, más rápido que tarde y por motivos de
supervivencia, aprendemos a vivir con toda comodidad en los cortos metros de la
eslora.
Los
marinos sabemos que ella, la eslora, es tan solo la excusa para ver hasta donde
se pierde la vista, para ver donde las tierras se difuminan en el “fellow y el Stone”,
donde se ponen grises por la calima.
Los
marinos vivimos en la eslora, pero siempre vemos más lejos, algo similar les
ocurre a los colegas pilotos, pero ellos no pueden pasar tanto tiempo en el
aire como nosotros en la mar y nos convertimos en verdaderos extraterrestres,
en el uso etimológico más estricto de la palabra.
A
merced permanentemente del medio, de las tormentas, de las altas y bajas
presiones, huracanes o tifones de acuerdo a la longitud, aprendemos muy bien a
ser supersticiosos, porque en la mar pasan cosas que nadie explica ni puede
hacerlo. Los británicos, grandes marineros y colonizadores usan con frecuencia
un proverbio que dice lo siguiente: “Para aprender a rezar, no hay como viajar
por mar” de manera que allí le van dos: la primera es esa internacionalidad que
nos muestra el mundo exterior, más allá de la absurda y siempre mal usada por
los pillos palabra “soberanía” y la segunda es, que a golpes y milagros nos
hacemos devotos y creyentes. Ante esta evidencia y en vista de que los
marineros que me leen no permitirán que mienta, debo decirles lo siguiente: he
visto que la “Guardia Nacional ha atrapado a traficantes de comida y medicinas
en el Estado Zulia” y aquí en el primer mundo, con la vista más allá del
horizonte, yo soy uno de ellos, por cuanto con mi chequera puedo llegar a
cualquier auto-mercado y si hay los suficientes fondos en mi cuenta, comprar
toda la existencia de productos y llevarla en los camiones de mis amigos a
Atlanta, a Mobile en Alabama, a New Orleans, revenderla y hacerme millonario,
pero existe un problema, nadie me la va a comprar porque el libre mercado me va
a poner en el camino a los infames competidores que venderán más barato que yo.
Exactamente puedo hacer lo mismo con las farmacias Wallgreens o CVS en cuanto a
las medicinas y los gerentes estarán felices de que una sola persona les compre
todo lo que tengan para revender, porque mañana los estantes estarán llenos
nuevamente.
Estimados
lectores, la vista no debe llegar hasta el borde de la eslora sino más allá de
ella. Los comunistas no ven más allá de la nariz y con cierta eficiencia hacen
un buen trabajo educativo al respecto.
En
cuanto a la fe, debo remitirme a Khalil Gibran, cuando escribió que: “debe
haber algo extrañamente sagrado en la sal, está en nuestras lágrimas y en la
mar” dejemos de llorar, veamos el horizonte y entendamos todos sin excepción,
que en Venezuela los gobernantes hunden el buque, con todos a bordo.
Son capaces de quemar la casa para matar las cucarachas.
ReplyDeleteSon capaces de quemar la casa para matar las cucarachas.
ReplyDeleteExcelente!!!!!
ReplyDeleteY QUEMAR EL(UNO DE LOS) SOFA DE LA CASONA PARA EVITAR EL ADULTERO DE LA COMBATIENTE....PORQUE ESTOS COMUNISTOIDES NO AMAN ....COMBATEN!!! Y EBTRE ELLOS MISMOS, PERO ESTE 1 DE SETIEMBRE DESDE LA BARRERA Y EN PRIMERA FILA LE GANAREMOS TODOS LOS ROUNDS, Y NO POR DECISION UNANIME...SINO POR KOUT...Y SU ESLORA ES MAS CORTA Y TAN CORTA QUE NI DINGUY TIENEN....
ReplyDeleteUna vez más excelente escrito apreciado amigo.
ReplyDelete