Wednesday, July 20, 2016

ORINANDO EN LA PISCINA


ORINANDO EN LA PISCINA

            De acuerdo al científico social Dan Ariely, todos poseemos una moral un tanto borrosa. Vemos a la corrupción en tercera persona, no nos compete ni nos afecta en la primera persona del singular. Se los explico mejor: solo deben preguntarse pequeñas, benignas, potables cosillas: ¿alguna vez orinaste en la piscina? ¿Sabías que es antihigiénico? ¿Qué está prohibido?, ¿alguna vez tomaste del hotel un jabón, tal vez una pequeña toalla, te lo llevaste a tu casa? ¿Alguna otra saliste con una dama casada?

            Te vuelvo a preguntar: ¿si tomamos tan solo un dólar, lo guardamos, lo hurtamos, no crees que es más benigno que robarse un millón de dólares? Solo piensa….es un dólar, es poca cosa, con eso no se puede ni tomar un café, de manera que podríamos asumir que ciertamente es corrupción pero ¡poquita!

            Vemos selectivamente los diarios actos de corrupción en tercera persona, son otros, los otros los corruptos, son ellos los susceptibles de ser pechados por sus fechorías y andanzas oscuras, claro que son ellos y ¡no yo!

            Me preguntaba una alumna si yo puedo llegar tarde a mi oficina, si podríamos reunirnos en la mañana y yo le dije que sí, que por supuesto que puedo llegar tarde a la oficina y hasta podría faltar el día completo a ella, pero después tengo que pagar las consecuencias de perder la moral ante los subordinados y nunca jamás podré exigirles puntualidad o tal vez sí, claro que sí y ellos lo harán sin estar convencidos de mi integridad.

            Ya he escrito sobre esto, sobre esa pálida frontera entre la honestidad y la integridad y lo aclaro nuevamente: los políticos hacen actos públicos honestos para ser aceptados como tales, mientras que su integridad podría estar en juego si acaso se averiguase que hizo un acto deshonesto y escondido. Como es de esperar nadie hará algo deshonesto públicamente, aunque se han visto en Venezuela casos de expropiación en cadena nacional, porque expropiar es robar, porque exigir precios justos es injusto, porque el fenómeno del bachaqueo (nombre dado por el vulgo a los revendedores de productos comestibles o no en la Venezuela de la escases) es tan solo una consecuencia de la deshonestidad y la falta de integridad de los gobernantes de ese país al que pongo de ejemplo, pero deténgase, esos gobernantes son tan venezolanos como los que esperan ocupar sus cargos y seguir sigilosamente, sin que los vean, sin que nadie lo sepa, orinando en la piscina donde todos nos bañamos.

 

5 comments:

  1. un recién millonario maracucho(ganó jackpot) fue a un hotel 5 estrellas y pidió la suite presidencial. a los tres días el gerente le dijo que los demás huéspedes querían que se fuera del hotel y y le explicó las razones las cuales se centraban en que se coronaba en la piscina.
    El maracucho se defendió alegando que él brindaba a todo el mundo y ademas:en ultimo caso, todo el mundo se orinaba en la piscina.
    el manager del hotel le contestó : " sí; pero, usted lo hace desde el trampolín!"

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  2. Buena la Eddy y la tuya, como siempre!!!
    Que levante la mano quien nunca haya hecho eso en un piscina, en el mar, y seguro estoy que no habrà una sola levantada, en cuanto a lo de los hoteles si dicen lmismo....dudo, yo he imcurrido en lo de los jaboncitos...y ciertamente me han ayudado en esta epoca en este pais de xtrema escasez como modus vivendi en alimentacion y medicamentos...y pregunto el termino bachaqueo es oriundo de este espacio geografico o es importado" de Chike...Saludos Jr...

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  3. y otra historia real en einglaterra, no de la realeza, pero si de un empleado como cajero por mas de 40 años en un banco xxxx que siempre redondeaba por abajo(peniques) lo que pagaba a sus clientes, pues el hombre se retiro o jubilo y millonario en libras esterlinas...el desfalco mas notorio en la historia en pasar desapercibido, pues a la hora de cuadra caja al cierre de la entidad unas pocas libras al dia le quedaban a su bolsillo..

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  4. Excelente. La moral es el policía interior de cada quien. Cuando se le quiere aplicar a los demás, es otra cosa.

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