LA MUERTE EN UN SANTO LUGAR

LA MUERTE EN UN SANTO LUGAR

            Si fuesen judíos seguro estoy que los rabinos hubiesen hecho la enérgica protesta que esperamos todos, si fuesen católicos, no tengan duda de la dura repulsa pública y mundial del Papa Francisco, pero no, son musulmanes y hasta los Imanes le temen para pronunciarse contra ellos.

            Nuevamente en Francia vuelve a ocurrir otro acto terrorista, cuando aún los cuerpos de los muertos del más reciente ataque se encuentran tibios.

            Francia, la bella, la cuna de la cultura, ha tenido lo que pudiésemos llamar al menos una actitud blandengue que todos lamentamos. Se los explico con más detalle: los colegios, la rutina de los ciudadanos, los sitios públicos, las oficinas gubernamentales y demás parajes han modificado sus costumbres porque los musulmanes, que ya son muchos, tienen derecho y los ciudadanos se preguntan como es lógico: ¿y los demás no tenemos derechos?

            Debo aclarar, debo subrayar, debo dejar sumamente claro, que tengo fraternos amigos musulmanes, pacíficos ciudadanos, amables padres y madres de familia que nada tienen que ver con esto, debo aclarar también que lo que ahora escribo nada tiene que ver con la religión, sino con el fanatismo y les temo a todos por igual, pero no voy a permitirme paralizarme ante el miedo, no, me niego a que esto ocurra en términos personales. Todos guardan silencio, ¡todos entonces son cómplices!

            Que quede bien, pero bien claro, por favor, que los musulmanes no son terroristas, pero también debemos aclarar, que los terroristas del Estado Islámico, son musulmanes.

            Entraron en la Iglesia católica donde se estaba celebrando la misa, tomaron a cuatro rehenes entre los que estaba el cura oficiante de ochenta y cuatro años, dos monjas y un feligrés y al pobre cura, de nombre Jacques Hamel, lo pusieron de rodillas y mientras le grababan le asesinaron e hirieron de gravedad a otra persona.

            La iglesia de Saint Ettienne du Rouvray, cerca de Rouen fue el escenario de la masacre y porque una monjita pudo escapar, las autoridades se enteraron y nuevamente volvemos a escuchar al Presidente Hollande: “nos enfrentamos al Estado Islámico que nos ha declarado la guerra” y yo me pregunto: ¿se ha dado cuenta tarde? Y continua el Presidente: “Debemos llevarla a cabo con todos los medios” y aquí estoy de acuerdo, pero no podía dejar de ser francés para agregar: “Respetando los derechos que hacen de nosotros una democracia” y allí ¡no puedo dejar de acordarme de las víctimas! Y de los derechos de los fallecidos por la pusilánime postura.

            ¿De cuáles derechos habla el Presidente? ¿Los derechos de sus ciudadanos? Esos que le eligieron como primer mandatario o de los ¿derechos de los terroristas? Que sin lugar a dudas también son franceses o al menos han tenido la oportunidad de aprovecharse de la libertad de las fronteras en la Unión Europea para hacer sus desmanes en la tierra de Eiffel y de De Gaulle, porque si hablamos de la tierra de Napoleón que era Corso, las cosas fueran realmente diferentes con el (EI).

            Por los momentos, nadie está a salvo y ha ocurrido otra muerte, pero esta vez en un lugar santo.