Friday, July 15, 2016

EL ALMA EN LA LENGUA


EL ALMA EN LA LENGUA

            Buena moza era. No crean que porque no podía comer allí, tampoco podía ver el menú, no señor, la miraba y ella lo sabía. Estaba bella y comenzaba a entrar en la madurez o sea a sus treinta y tantos. Se veía próspera y educada y hasta parecía inteligente hasta que lo hizo y preguntó: ¿profesor Usted habla con palabras realmente rebuscadas, parece más bien castellano antiguo y créame que a veces no le entiendo…es esto a propósito?

            Ella era contadora pública, estábamos en el postgrado de mercadeo en la Universidad de Carabobo y era bonita como les dije.

            Señorita présteme atención, le riposté: “Usted viene a este postgrado a subir su nivel, no a exigir que su profesor baje el de él, yo uso un imperfecto castellano que a usted le parece de otro planeta y esto debemos arreglarlo, debemos revisarlo y le confieso que me encuentro alarmado, no obstante le ruego me diga si esto que le voy a decir es un insulto o un halago: joven es Usted el pistilo colorido más conspicuo de una flor, ya quisiera ser yo esa provecta almohada, tal vez quisiera ser una suerte de entenado o mejor aún un esclavo donde pueda depositar su occipucio para buscar la paz y descansar de la fatiga diaria” Como podrán comprender se levantó, abandonó mi aula y fue directamente al rectorado a decir que le había faltado el respeto, mientras mi otros malvados alumnos reían.

            Los egipcios llegaron a asegurar que el alma estaba en la lengua y creo desde mi cristiandad que tienen toda la razón. Con la palabra puedes destruir una personalidad en formación o tal vez como hice yo, puedes halagar a una persona en la universidad, ¿Qué importa?

            Lo que sí es importante, es que ese código al que mandas mensajes a tu cerebro, entienda que fuiste el primer y más capaz espermatozoide fecundado. No le temas al futuro, ni a la enfermedad, ni a la muerte, ni a los celos, ni a nada que no sea tu palabra con la que te puedes enfermar, ser paranoico y de paso perder tu futuro.

            Creo que los egipcios tienen razón; el alma está en la lengua, porque con los anos, (que son muchos), comprendo que los milagros existen en cada segundo y los veo y los siento y lo peor es que los digo y uso el alma egipcia siendo católico para entender la fuerza de la palabra, la contundencia de la sentencia o de la felicitación.

            ¿Saben qué? Que les estoy mintiendo porque no sé dónde está el alma, lo que sí sé muy bien es que: “en el principio estaba el verbo; y el verbo estaba en Dios” (Génesis del pentateuco): solo déjame escucharte, solo dime como hablas y con mucha puntería, te diré quién eres.

            Seguramente el alma está en la lengua y no lo sabíamos porque los egipcios lo habían ocultado, pues ya lo saben, ¡cuiden sus almas!

 

 

           

           

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