SEDUCIDOS
POR EL SORTILEGIO
En
el caldo de cultivo de la pobreza de espíritu, en la económica, en la del
hambre, se yergue como un monolito la superstición.
En
cada oficina pública, en cada establecimiento oficial, hasta en los despachos
del Ministerio de la Defensa, otrora recatado, sobrio y elegante, podemos
encontrar altares subalternos llenos de cosas de diferentes simbologías.
Respetuoso soy hasta la médula de las diferentes creencias y religiones, de los
símbolos y los ritos, pero alto, stop, deténganse, no intenten vendérmelos ni
seducirme con la adivinación, los sortilegios extraños, las prácticas extrañas que
ahora han intervenido en la psiquis y en el vivir del venezolano.
Recuerdo
haberme levantado como siempre muy temprano allá en la granja de Barquisimeto,
pero me había acostado muy tarde celebrando, mandé a preparar un jugo de las
naranjas nuestras, sembradas allí mismo, dulces como la miel y reconfortantes
para una resaca de grandes magnitudes. Mientras esperaba que mi Padre se
levantara, extrañado aun de no verle pasadas las siete de la mañana, decidí
regar las flores de una bella jardinera multicolor, frente a la reja que daba a
la calle. Manguera en mano, el jugo en la otra, aparecieron dos jóvenes con
corbata en aquel calorón, biblia, mangas cortas y cara de pendejos, me dieron
los buenos días con amabilidad y dispararon a quemarropa de una buena vez: ¿Señor
Usted cree en Dios?
La
falta de sueño y desayuno me ponen de muy mal humor, me levanta el hambre cada mañana
es un defecto creo, yo quisiera dormir hasta las once, pero no puedo, tantos años
en la Marina se te meten en las venas.
Los
observé, estoico, nada contesté, ellos volvieron a la carga mientras yo los veía
y repreguntaron.
En
mi mente tan solo me decía: ¿Qué les importa a ellos en quién creo?, ¿porque
son tan abusadores de irrumpir mi tranquilidad, cual puede ser el fin de estos
tipos disfrazados de pastores? Disfrazados de buenas personas, ¿Qué les hace pensar
que yo quiero hablar con alguien? Y más al otro lado de la reja, ¿es que acaso
no se dan cuenta de mi deterioro y de mi trasnocho?
Seguía
viéndolos, creo que pensaron que yo tenía problemas de habla y se retiraron y
yo me contenté, porque es un pecado capital asesinar a alguien.
Igualmente
pasa con la santería en estos tiempos revolucionarios, Maduro visitaba la
India, Chávez era conocido por sus ritos extraños y hasta el Libertador lo sacó
de la tumba y todos sabemos que con fines oscuros, la superstición, la brujería,
los hechizos se han apoderado de aquel venezolano católico y humilde, del
venezolano de mi generación que podía estar sentado al lado del Presidente
Caldera en la Iglesia San Juan Bosco o del Presidente Luis Herrera Campins en
la de Santa Eduviges.
Siempre
existió Sorte, aquella montana en Yaracuy llena de esas cosas, pero tan solo
debo acudir a la prosperidad para sacar pequeñas conclusiones. ¿Conocen Ustedes
algún país dado a la brujería, al vudú, al sortilegio que sea próspero? Tan
solo podemos nombrarles algunos, comenzando por el cono africano, Haití, Cuba, ¿Qué
les parece?
¡Creo
que hemos sido seducidos por el sortilegio!, mientras sigo pensando en aquellos
dos jóvenes metiches. Yo soy católico y sumamente respetuoso de otras
creencias, pero no intenten vendérmelas como mejores, porque mi fe no está a la
venta.
Ni la fé ni la dignidad, mi hermano querido
ReplyDeleteExcelente!!!!!!!!!!!!!!
ReplyDeleteMejor y más claro imposible. Excelente.
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