PELUCA WARNING
Después
de salir de esa exitosa reunión en el Down Town de Miami, decidí caminar junto
con la sonrisa del triunfo por las calles. No solicité mi vehículo al valet
parking, subí el cuello de mi traje para protegerme del intermitente frío de
este invierno inentendible de la ciudad del sol y me hice a pie por Flagler,
cuando la ola de viento me castigó. Saqué mi teléfono celular para ver el
tiempo, esa vieja costumbre de estar pendiente de la meteorología aprendida en
los años de mar y la aplicación de mi teléfono indicaba una muy baja
temperatura para estas latitudes amables y una velocidad de 17 MPH, proveniente
del Este, o sea, del mar y no pude menos que reír al pensar que ni siquiera las
múltiples capas de laca en la siempre bien peinada cabellera de Donald Trump,
aguantarían tal brisa.
Mi
generación latinoamericana que ha vivido todo el proceso desde la llegada a su
fin de la entrada en mala hora del comunismo. Esa generación que casi fue
mordida de cerca por la culebra del desamparo y la corrupción, le tiene miedo,
pero mucho miedo a cualquier bejuco que guinde de las ramas del árbol de la
democracia, porque como planta sarmentosa y trepadora, se hace de las
instituciones y la buena fe de los derechos para precisamente trepar hasta el
poder y eliminar por inanición al árbol que la alimenta.
En
1992 pudimos ver a un flacuchento Teniente Coronel fracasado en el golpe de
Estado a la Presidencia de Carlos Andrés Pérez, decir que por ahora los
objetivos no habían sido alcanzados, que depusieran sus armas y yo me
preguntaba desde mi bordo por los muertos de la aventura del estúpido.
En
el “Príncipe” de Nicolás Maquiavelo, hay todo un Capítulo dedicado a la toma
del poder por la fuerza, como lo intentó el prenombrado saqueador.
Luego,
desde un discurso separatista, de los buenos contra los malos, de los negros
contra los blancos, de los honestos contra los corruptos, de los pobres contra
los ricos, de los probos contra el imperio, fue socavando la voluntad del
pueblo inculto y militarista como lo ha sido Venezuela y ya sabemos los
resultados que aún no terminan para el momento de esta edición.
En
la mañana de hoy pude ver con detenimiento lo que se llama en Inglés TORNADO
WARNING, o sea, alerta de tornados, por allá al noroeste de la península, para
Trump pudiese ser alerta de peluca, pero no puedo evitar escribir sobre mis
inseguridades en materia de bocones, patanes, gritones arrogantes, abusadores
de la palabra y la paciencia, expertos en llevar a la política a la refriega
personal, al patíbulo, al charco del absurdo, cuando conocemos la altura de las
campañas presidenciales recientes, como el caso de Bill Clinton, Bush (Padre e
hijo), Obama, Reagan y otros, de manera que las comparaciones siempre son poco
elegantes, pero cuando se trata del destino del país en manos del hombre de la
trampa, debemos detenernos a meditar un poco entre la venganza de aquellas
cosas que tal vez no nos gustan del todo, contra las ventajas que brinda este
sistema.
Debe
quedar claro que no acuso a Trump de comunista, pero desde la novena paila del
infierno de la Divina Comedia de Dante Allighieri, Chávez pudiese tararear
aquella canción interpretada por Juan Gabriel: ¡te pareces tanto a mí!
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