EL SONIDO
DEL SILENCIO
¡Una
bendición de Dios!
A
las diez de la mañana pude hablar con Federico. El ábside completamente azul y
con vientos que rolaban del norte al noroeste y una temperatura de aire
acondicionado al aire libre, ¡solo en la Florida!
Tuvo
la gentileza de darme la maniobra, maquinas en mínimo, grata conversación y una
caída a babor hasta entrar al canal.
Pasado
el puente de Key Biscaine, puse proa al viento e izamos el foque y la mayor y
la caída a la banda fue amable hasta el disparo en que se inflaron ambas velas,
apagué el motor y ya no conversábamos, sin darnos cuenta estábamos escuchando
el sonido del silencio.
Federico
es un oficial retirado de la Armada Uruguaya, de impecables modales y profundo
conocimiento de la mar, fue de Operaciones Navales igual que yo, vive a bordo
de su velero y es mi vecino muy apreciado. Sus invitados, Ceverino y Blanca, un
matrimonio de origen uruguayo también, que huyendo del frio de New Jersey
vinieron a estas playas, se embarcaron. Ceverino llegó en un momento a preguntar:
¿oigan marineros y cuándo es que van a hablar en español?
El
día de ayer fue una bendición, estuvimos exactamente donde el bardo Andrés Eloy
lo describió: “bajo el azul del cielo y sobre el azul del mar”
“La
manga de la escota, cae a estribor y amura la punta marcando 30 grados relativos
a tu rumbo, cobra el estay de la proa, me afecta el viento de aleta, cae a
babor”…ese era el lenguaje, esa era la jerga a la que estamos acostumbrados los
marineros, mientras Ceverino aseguraba que era un consumado pescador y que
hasta a Mobby Dick había clavado su infame arpón.
Pasando
por la cuadra de babor a Nixon Beach, entré al estrecho y protegido canal,
donde aproé al viento y entre casas de extremo lujo, hicimos un silencioso y
profesional fondeo, apagamos todo ruido, solo la brisa y el pensamiento, solo
la impresión y el silencio, solo sol y mar y no tuve otra opción que violar la
cuaresma, por cuanto estos uruguayos carnívoros, no comen otra cosa e hicimos
una parrillada con sabor a vida y con gusto a mar, mientras Ceverino lanzaba su
vara de pesca y sacaba a algunos vergonzosos peces que luego lanzaba al mar y
no puede menos que preguntarle: ¿y porque vives en New Jersey, estás loco?
Ayer
fue una bendición de Dios, siempre lo es, pero escuchar el silencio en la grata
compañía de marineros, no tiene precio. Por los momentos Ceverino se muda a
Miami junto a Blanca, Federico y yo atracamos su velero y tomamos el whisky que
nos merecíamos, mientras la vida continua en la bella y amable Miami, que me ha
abierto los brazos, como lo hará próximamente con el frustrado pescador
Ceverino, ¡el uruguayo!
"Cuando el agua rodó sobre el agua, nació la espuma. Cuando la espuma durmió sobre la playa, se hechizó la arena. Y entre espumas y arenas, sobre el azul del agua y bajo el azul del cielo, nació Puerto Cabello.
ReplyDeleteExcelente reseña
ReplyDeleteExcelente!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ReplyDeleteRecuerdos...aunque nunca fui ni soy velerista, te entiendo.....porque desde el 73 el CA Moreno Piña,(QDEP)ya en las postrimerias de su vida, compadre de mi papa por mi hermano menor me regalo lo que no usaba y estaba en su casa tipo chalet suizo en San Diego de los Altos, una Boston Wheler de 14` con un fuera de borda Arquimides Volvo de 40Hp, por razones de tiempo en epoca de ser oficial subalterno y viviendo en Puerto Cabello, con un hijo de 6 y la nena en proceso de nacer, el tiempo era una cuestion primordial y me acostumbrè....y desde entonces hasta 40 pies con inboard he tenido...
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