FÓRMULA PARA EL DESASTRE

FÓRMULA PARA EL DESASTRE

            Fue mi más crecedora experiencia académica, no tengo dudas, y por ello pido disculpas a mis maestros de la Universidad Central, Universidad de Carabobo y al Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), pero la realidad es eso, es incontrovertible y puede constituirse en un obstáculo para el éxito.

            Me llegué a sentir a mis anchas, no quería que terminara el curso, fue un ano encantador donde puse en práctica lo aprendido. La Escuela Superior de Guerra Naval fue un hito en mi vida como oficial y comencé a entender de boca de los protagonistas de la democracia sus maneras de actuar, de alguna forma vedada para el vulgo. Conocí a los más importantes pensadores políticos y militares de ese tiempo que me tocó vivir.

            Debo confesar que con frecuencia me retiraba del buen café en la toldilla, para escuchar los gritos de los grandes autores en el silencio de la biblioteca y saludé a los “Estudios estratégicos” del Almirante Castex que ya había conocido en la biblioteca de Papá. Entendí el “Fleet tactics” que ya había leído a bordo, me bañé del agua bendita de las acciones del Almirante Horatio Nelson y por supuesto bebí el whisky de Sir Winston Churchill. Por primera vez me enfrenté a la semiótica de los medios cuando estudiamos a Chávez en aquel minuto treinta de televisión que cambió la historia al doblegar las fuerzas golpistas y decir que “por ahora” los objetivos no habían sido alcanzados, pero hay un libro, es realmente un estudio o tal vez un ensayo que llegué a aprenderme de memoria titulado: “Una alternativa metodológica para la solución de problemas” del Capitán de Navío Oswaldo Romero Yánez, quien a la vez era nuestro maestro y que desglosaba con denuedo las situaciones de conflicto para  conseguir la mejor solución basados en la adecuabilidad, aceptabilidad y ejecutabilidad.

            Maduro coqueteó con el conflicto hacia Guyana, pero es del CARICOM y amiga de la Cuba Castrista y por ende poco conveniente, ha cerrado, violando los derechos de todos, la frontera del Táchira y tampoco obtuvo mayores resultados que no sea mayor aversión hacia sus desaciertos y luego la frontera del Zulia, con similares resultados. Ha hecho sobrevolar aviones de combate sobre territorio Colombiano, pero no tan cerca, sino a diez largos kilómetros tierra adentro y busca desesperado que le tumben uno para influir en la curva exponencial del conflicto y distraer la grave situación que ahora le ahoga, crear el Estado de Excepción, eliminar las elecciones del 6 de Diciembre próximo y seguir la fiesta hasta que el cuerpo del venezolano de a pie aguante.

            Con frecuencia me pregunto: ¿Qué hacen estos oficiales que aún están en actividad y que si conocen de los planes? Como nosotros en nuestra ya lejana época democrática.

            Me temo que al unir la ignorancia, la arrogancia, la avaricia y el desconocimiento de casi cualquier materia, junto al resentimiento, la lenidad y la falta de prestigio de Nicolás Maduro, mas la falta de escrúpulos de un Alto Mando Militar improvisado, estamos frente a LA FÓRMULA PARA EL DESASTRE.