Wednesday, July 29, 2015

LA INVASIÓN DE Mc DONALD’S


LA INVASIÓN DE Mc DONALD’S

            En la puerta de la base naval en San Diego en California, después de unas cuatro horas de viaje, haciendo escala en el inmenso aeropuerto de Chicago, nos recibe un gigantesco Infante de Marina, con cara de pocos amigos, de pelo ralo como todos. Ya sabía de nuestra visita y por supuesto prestó con profesionalismo los respetos correspondientes, dándonos una bienvenida parca y a la vez agradable. Parece paradójico pero así es la cultura norteamericana. Nada de excesos de amistad, de hemorragias de simpatía, de lisonjas inapropiadas.
 
            Al entrar, mi colega de Chile, el Capitán de Navío Hugo Barra, llama mi atención para ensenarme uno de los símbolos patrios y es que nos encontramos de frente con una inmensa tienda de hamburguesas Mc Donald’s inmediatamente pasado el portalón de seguridad. No quiero ser irrespetuoso, de ninguna manera. Lo de símbolo patrio es una analogía a una marca arraigada mundialmente como calidad del norte de América.

            La base naval era una suerte de ciudad, donde el chofer se tomó bastante tiempo en llegar a nuestro hotel, que a la vez lindaba con otro Mc Donald’s. Iríamos a ver el entrenamiento de los Navy Seals, la máquina de combate más temida y con un prestigio internacional como fuerzas de elite, a prueba de balas.
 

            En la noche no podía dejar de ir al bar donde filmaron la película Top Gun y mientras tomaba una cerveza, me permitieron sentarme al piano donde les demostré a todos que no lo hago bien.

            La calidad de la vida, se mide desde mi punto de vista en sonrisas, en actitud positiva, en concordia disfrutando lo que hacemos de acuerdo a nuestros talentos, pero realmente yo no creo en la lucha, en el enfrentarse al sistema inoperante, en el negocio con economías de mentira como la cubana o peor aún la venezolana.

            En la Cuba actual se ha hecho recientemente una encuesta que arrojó unos datos insospechados. El hombre con mayor popularidad en la Habana es el Presidente Barack Obama y no Raúl Castro o su hermano Fidel y miren que esto es paradójico y difícil de creer o  ¿es que acaso no se han dado cuenta que entre Batista, Fidel y ahora Raúl, tienen a Cuba bajo una dictadura por más de ochenta largos años?
 

            El cubano de mi edad o más viejo que yo, no conoce la democracia, no sabe de disidencias, de alternancia de poderes, de justicia, en fin, de libertad. El cubano de mi edad no sabe de hamburguesas, de hecho algunos jamás han comido carne de vaca, pero se la imaginan en este mundo osmótico donde cada familia cubana tiene a alguien en Miami que les echa el cuento y que les manda su mesada que les permite sobrevivir. De manera amigo lector que veamos el mundo por el parabrisas mas no por el retrovisor y creamos que el comunismo es bueno cuando las balsas vayan de Miami a Cuba, mientras, sin sospecharlo está ocurriendo la silente y amable invasión de Mc Donald en estas conversaciones entre los dos países que han demostrado que el comunismo es un oscuro paso entre dos democracias.

 

 

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