Sunday, October 5, 2014
UNA CITA CON LA MUSA
Son las cinco y cincuenta minutos de la madrugada del domingo y ella ya no tiene dudas de mi locura, me levanto y ella entreabre los ojos y queda sola en la cama, porque sabe que voy a una cita dentro de diez minutos con una de las nueve damas que me persiguen y ya no me cela, ella sabe que es inevitable nuestro encuentro que probablemente termine en sexo.
Las nueve divinidades grecorromanas de las artes y las letras son las culpables de tanto trasnocho pero es que me levantan, hemos hecho un pacto tácito y cumplen al igual que yo, con puntualidad nuestro diario encuentro.
Me encanta Clío, creo que es rubia y voluptuosa y me enamora con sus historias, Euterpre me es ajena y me escandaliza con su música, Talía ya la conocen, una comediante de excepción, Melpómene siempre en sus tragedias, Terpsícore, baila para mí a diario y con poca ropa, y también me veo con Érado (elegía), Polimuia (poesía lírica), Urania (astronomía) y Caliope (elocuencia).
Mi amigo Antonio, tiene algo así como dos largos años escribiendo una novela, cuya trama he conocido, porque me la explicó en una tarde de libaciones y me encantó, me entusiasmó y me inspiró.
Hay una pulsión que nos obliga a escribir, hay algo que nos mueve y nos indica que sería un pecado capital, no poner en blanco y negro esa idea trasnochada de la madrugada cuando las musas me levantan a tener sexo.
Por lo pronto me consta que Antonio ha trabajado en su libro, pero creo que no lo suficiente… ¡nunca será suficiente! Y ayer otra vez hablamos y como siempre pasa, pregunté por su obra a la que le aseguro un gran éxito y me contestó que hay tantas cosas que le distraen que quisiera tan solo escribir sin parar por una semana, pero la medicina a la que se dedica desde hace más anos de los que debiera, le distrae, junto a la burocracia y ya van dos años de ese amor inconcluso entre Antonio y su novela y tuve que decirle mi secreto: “debes hacer una cita con la musa…a diario”
Si ella no viene espérala por una hora sentado sin hacer nada frente a tu computadora. Si falla y no llega, seguro algo grave le habrá pasado, pero llegará mañana y te explicará, porque a ella (la musa) le encantan los escritores y debes preguntarte: ¿eres uno de ellos?, ¿eres un escritor?, porque nosotros escribimos todos los días y me viene otra: ¿estas escribiendo todos los días o eres un escritor a tiempo parcial y un médico a tiempo completo?
Por lo pronto él leerá como siempre, lo que escribo y podrán pasar dos cosas: o se contesta las preguntas hechas y decide nunca más escribir o hace una cita con la musa que le amará hasta sus últimos días y le llenará de mimos la vejez, que está pronta a venir, porque a ellas les encantan los viejos como yo y seguramente hasta morirán conmigo.
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